Prólogo por C.M. Mayo
al libro
EL LIBERTADOR SIN PATRIA
por Luis Reed Torres
Publicaciones Doble EE, 2017
ISBN 978-607-97750-50-1
En esta magnífica y asombrosa investigación y compilación de discursos y otros textos del siglo XIX, tomados de los rincones más recónditos de diversos repositorios documentales, Luis Reed Torres nos entrega material muy rico para reconsiderar la pregunta, ¿qué significa ser mexicano?
Esta es una interrogación de difícil comprensión, debido a que no hay respuesta digna para un personaje que la historia oficial tiende a menospreciar; me refiero al autor del Plan de Iguala, el Libertador, y Emperador de México, don Agustín de Iturbide.
Antes que nada quisiera hacer una confesión y una explicación. No soy mexicana, sino estadunidense casada con un mexicano. Tras residir en México por más años que en mi propio país, he lideado con esta pregunta, tanto directa como indirectamente, en todas mis obras. La más relevante a este respecto es El último príncipe del Imperio mexicano, una novela basada en la historia real (y resultado de muchos años de mi propia espeleología en los archivos) del nieto de Agustín de Iturbide en la corte del segundo emperador de México, Maximiliano de Habsburgo.
Como todo niño mexicano en edad escolar aprende, Agustín de Iturbide perdió su vida ante un pelotón de fusilamiento en 1824, así como Maximiliano perdió la suya en 1867. Y ambos tienen más en común. Según las versiones populares y oficiales de la historia mexicana, los dos eran ambiciosos, arrogantes, ávaros y, lo más mordaz, anacrónicos. ¡Se sentaron en tronos! ¡Se envolvieron, cual tamales, en capas de armiño! Itubide lucía patillas extravagantes, mientras que la barba rojiza de Maximiliano era tan exuberante que parecía que podría tener pies y escabullirse por sí sola.
Los dos reinados fugaces los separan unas cuatro décadas de guerras civiles, invasiones y la perdida de enormes territorios; no obstante, si Iturbide liberó a México del yugo del viejo mundo y Maximiliano lo regresó (no en su retórica sino en su persona y el apoyo del ejército imperial francés, entre otras fuerzas europeas), en la consciencia popular de hoy estos dos personajes parecen menos trágicos que grotescos, dos chicharros de una vaina de lo ridículo.
Sin embargo, si queremos ver a estos hombres con claridad, tenemos que tomar en cuenta su contexto. En gran parte del siglo XIX, el monarquismo, si no la única opción en el menú, era la dominante. Durante la vida de Iturbide, los Estados Unidos, con su joven república, todavía se consideraba un experimento radical, y el tumulto y terror de la Revolución Francesa eran memoria aún viva. Además, las dos monarquías mexicanas eran católicas, por lo que gozaban de la bendición del Papa—quizá para nuestra nueva generación debo recordar que la iglesia de Roma en aquel entonces era una institución mucho más formidable que hoy en día—. Y si los impulsores de monarquías mexicanas habían disminuido al llegar los 1860s, eran apasionados y poderosos, cuando menos lo suficiente para lograr que Maximiliano, el mencionado archiduque, segundo en línea al trono del Imperio austro-húngaro y descendiente de los Reyes Habsburgo de España, se transportara por mar para sentarse en "el trono de cactus". Es más, en sus bailes y otros espectáculos podía llenar el Palacio Imperial—y muchos palacios municipales—con la crema y nata de la sociedad mexicana.
¿Qué significa ser mexicano? De los múltiples niveles de respuestas a esta pregunta, las dos más esenciales se establecieron en el siglo XIX. La primera fue de Iturbide; la segunda se forjó con la derrota de Maximiliano.
Este primer nivel de respuesta fue un golpe de genio—"la llave maestra," según Luis Reed Torres—de Agustín de Iturbide en el Plan de Iguala de 1821. Llegó en un momento desesperado cuando Nueva España había sido desgarrada por años por no solamente rebelión feroz contra España sino por guerras ruinosas entre grupos étnicos y clases sociales. Entonces un coronel realista, Iturbide recibió la orden de perseguir y vencer al caudillo insurgente, Vicente Guerrero. Para hacer breve la larga historia, después de unas semanas, Iturbide se reunió finalmente con Guerrero y propusó que juntos lucharan por la independencia. Con el Plan de Iguala, escribe Reed Torres:
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"de ahora en adelante, todos los grupos sociales compuestos por peninsulares blancos, criollos, mestizos, indios, negros, etcétera, serán simple y llanamente mexicanos; Iturbide se torna así en el amalgador de nuestra nacionalidad."
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Iturbide, un criollo de ascendencia navarra y vizcaína, le dió un nuevo nombre a la Nueva España: México, tomado del nombre "Mexica", es decir los Aztecas, no el único pero sí el grupo dominante de indígenas en tiempos de la Conquista.
En este momento Iturbide no dio el paso de colocarse la corona en su propia cabeza, sino que procuró conseguir un príncipe europeo católico—para precavaer las consecuencias funestas de la ambición, según señaló el propio don Agustín—, quién vendría a la Ciudad de México para reinar como monarca constitucional de la nueva nación. Para lectores modernos seguramente esto suene anacrónico, pero en el siglo XIX era un paso que mucha gente consideraba apropiado y juicioso. Sin embargo, ninguna casa real europea osó ceder a un príncipe y la presión aumentó para que el Libertador asumiera el trono, según desprende claramente el estudio de Reed.
La popularidad que Iturbide gozaba en ese momento era tan enorme que hubiera sido difícil para la gente de aquel entonces imaginar que su reino como Emperador de México se derrumbaría de manera catastrófica y en solamente diez meses. (Permanece como punto de debate hasta que grado esto ocurrió debido a los yerros de Iturbide o a los vientos y las mareas, en especial los fiscales, que hubieran frustrado a cualquier gobierno, o a las conjuras que indudablemente socavaban al Imperio.)
A pesar de la caída de Iturbide, a través del siglo XIX su papel histórico siempre fue recordado y honrado, y no solamente por los conservadores, sino por lo más selecto de la intelectualidad avanzada. Afirma Reed Torres, "Ninguno, repito, ninguno de estos escritores, políticos y militares, todos liberales a ultranza negó jamás a Iturbide el honroso título de Libertador de México". Y los textos reunidos en esta antología que usted tiene en sus manos, lector amigo, son pruebas sólidas.
¿Porque en México de hoy Agustín de Iturbide es tan menospreciado y hasta ignorado? Como detalla Reed Torres en la parte final de su libro, el segundo martirio de Iturbide se realizó en la Cámara de Diputados en 1921. Sostengo que un elemento entre los múltiples que nos explicaran porque las emociones llegaron a tal punto en estos diputados que insistieron en una distorsión intencional en la historia de su país puede encontrarse en el segundo nivel esencial de una respuesta a la pregunta, ¿qué significa ser mexicano?
Este segundo elemento llegó con la derrota del Segundo Imperio, en un momento encapsulado en mi novela, y de hecho, en la carta del 25 de octubre de 1866 que Maximiliano dirigió a doña Alicia Green de Iturbide, la madre del nieto del Libertador. Cito:
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"Cumpliendo... con las repetidas instancias de ud. y de su esposo y de las demás personas de su familia, dejo toda la responsabilidad de haber violado el indicado contrato, celebrado para el exclusivo beneficio de su hijo y de su familia, a uds. que lo han roto."
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Reconozco que mi afirmación puede sonar extraño. Paso a explicar.
El contrato indicado, en el cual Maximiliano reconoció a los descendientes de Agustin de Iturbide como altezas, les concedió pensiones y asumió la responsabilidad de la educación de los dos nietos. El menor, de entonces dos años y medio de edad, era Agustín, hijo de Angel, y permaneció en la Ciudad de México; Salvador, hijo adolescente del entonces ya fallecido Salvador, permaneció en Francia. El contrato se celebró en el Alcázar de Chapultepec el 15 de septiembre de 1865.
A través de estos hechos y de muchos otros gestos públicos, Maximiliano honró la memoria del Libertador. Y la familia del Libertador colaboró de manera muy cercana con Maximiliano. Yo creo que algunos de los Iturbides, sobre todo Angel, padre del pequeño Agustín de Iturbide y Green, se obligó por miedo. La signataria más entusiasta fue la tercera hija del Libertador, Josefa de Iturbide. Soltera y ya de mediana edad, ella sería, junto con Maximiliano, la tutora de su sobrinito y ahijado, Agustín de Iturbide y Green.
Maximiliano tenía fuertes motivos para cooptar a los Iturbide. La presencia en México y de hecho la mera existencia de cualquier descendiente de aquel héroe nacional y monarca anterior representaba una formidable escudo de cualquier oposición nacionalista conservadora a su gobierno que deseara coaligarse. Más aún, mientras que el hijo mayor del Libertador no tenía hijos legítimos, el segundo hijo, Angel, y su esposa estadunidoese, tenían un niño atractivo nacido en la Ciudad de México en 1863, el año anterior de la llegada de Maximiliano. El otro elemento de peso era que, después de varios años de matrimonio, Maximiliano y su consorte Carlota no habían sido capaces de procrear un hijo.
Merece subrayar que, en una monarquía, la falta de un heredero representa un riesgo grave para el Estado. Carlota no firmó el contrato con la familia de Iturbide. No obstante, como señala su correspondencia con Maximiliano, promovió el arreglo y personalmente lo negoció. Era bien sabido que en diferentes latitudes y periodos emperatrices incapaces de engendrar un heredero habían sido removidas de alguna manera.
Hay evidencia de otros intentos de Maximiliano de conseguir a un heredero (entre ellos propusó importar uno de sus sobrinos Habsburgo). En todo caso, para fines prácticos, por el contrato de septiembre de 1865, un presunto heredero al trono mexicano ya estaba en lugar: Agustín de Iturbide y Green, nieto del Libertador.
Esta saga fue una colaboración llena de malos entendimientos. Avergonzó tanto a Maximiliano como a Carlota; dividió a la familia Iturbide, amargamente; y la madre norteamericana, exiliada a fuerza a París, provocó un ecándalo internacional plasmado en un reporte del 9 de enero de 1866 en la primera plana del New York Times sobre "el secuestro de un niño estadunidense" por "el asi llamado Emperador de México".
Lo que desató mi interés por esos sucesos fue que tal persona existió—el último príncipe del Imperio mexicano, Agustín de Iturbide y Green—y que yo, siendo residente en México y ávida lectora de su historía ya por varios años, no había oído más que un susurro sobre él. Y por supuesto, como norteamericana casada con un mexicano, tenía mucha curiosidad de saber más acerca de mi paisana, Alicia Green de Iturbide.
No obstante, me tomó muchos años para descubrir—ni hablar de acomodar las piezas del rompecabezas—los entretelones de esta historia. El Segundo Imperio es un episodio laberínticamente transnacional, y al llegar a los Iturbides las fuentes que los mencionan rápidamente caen en vaguedades y, con frecuencia, en errores serios. Con la excepción de una sola página en Maximiliano y Carlota, una temprana obra maestra por Egon Caesar Conte Corti basada en un estudio cuidadoso del archivo de Maximiliano en Viena, ni una de las historias y memorias del Segundo Imperio parece haber comprendido por completo los motivos de Maximiliano para llevar al nieto de Iturbide a su corte, ni todos las puntos de su contrato con los Iturbide. No hay una publicación que mencione la segunda edición—sí, había una segunda edición, de 1866—del Reglamento para el servicio y ceremonial de la corte con su nuevo primer capítulo especificando, con una precisión rebuscada, el muy especial estatus de los príncipes Iturbide.*
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.*Para mayor detalle sobre las fuentes, a la conclusión de la novela, El úlitmo príncipe del Imperio mexicano (Grijalbo, 2010) véase el ensayo "La historia de la historia". Este ensayo es también disponsible en http://www.cmmayo.com.com/esp-ultimo-p-historia.html
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Muchos lectores han comentado sobre la curiosidad de toda una novela hilada de "una nota a pie de la historia". Pero considerar al nieto de Agustín de Iturbide en la corte de Maximiliano como "una nota a pie" es un mal entendimiento profundo. Una monarquía afirma la encarnación mística de su pueblo en la persona de un soberano hereditario. En otras palabras, en una monarquía, el heredero, aunque sea un niñito en pañales, es la garantía del futuro del régimen, y más: es el símbolo de su pueblo futuro, sus súbditos.
¿Serían mexicanos súbditos, creaturas nacidas para obedecer, o ciudadanos de una república, quienes participarían en la creación y el manejo de su propio gobierno?
Esta fue la pregunta que los liberales, en su triunfo sobre Maximiliano y el monarquismo, ganaron el poder de contestar.
Regresando a la carta de Maximiliano del 25 de octubre de 1866 a doña Alicia Green de Iturbide, el Emperador, de su puño y letra, transformó una alteza y presunto heredero nuevamente a un niño normal. Maximiliano nunca abdicó, pero en esta carta tomó el paso más cercano, pues así reconoció, aunque con pique y mala fe, que la monarquía mexicana no tenía futuro.
Los mexicanos no serían súbditos.
Los ciudadanos pueden participar en la vida pública de una infinidad de maneras, pero una de las más vitales es a través de cuestionar y corregir su propia historia. Esto es lo que Luis Reed Torres ha logrado con este rescate de un coro de voces mexicanos—voces públicas y liberales del siglo XIX—que nos habla de su reconocimiento y respeto para el Libertador Agustín de Iturbide.
(EL ESCRITOR ; DON FEDERICO JUAREZ ANDONAEGUI.
PERMITE LA REPRODUCCION PARCIAL,
NO TOTAL DE ESTE LIBRO)
INDICE
Homenaje.-
Preámbulo.-
CAPITULO 1.
Hábitos de moral y educación.-
Moral.-
Deber.-
CAPITULO 2.
Deberes para consigo mismo.
Alimento.-
Ebriedad.-
Aseo.-
Ejercicio físico.-
Suicidio.-
CAPITULO 3.
Deberes Intelectuales.
Carácter.-
CAPITULO 4.
Deberes morales.
Huelga.-
Economía.-
Propiedad.-
CAPITULO 5.
Deberes individuales de las niñas.
CAPITULO 6.
Deberes de los padres para con los hijos y viceversa.
Derecho.-
CAPITULO 7.
Deberes sociales.
Homicidio.-
CAPITULO 8.
Virtudes y pasiones.
Caridad.-
Justicia.-
CAPITULO 9.
Posesión de bienes.
CAPITULO 10.
Deberes para con la Patria.
CAPITULO 11.
Deberes para con Dios.
Culto.-
Referencia bibliográfica.-
Preámbulo
Quiero hacer un pequeño resumen de los principales problemas a que se enfrentan los profesores y orientadores de secundarias y preparatorias en todo el pais. En general y en su mayoría con las excepciones correspondientes, los problemas a que se enfrentan son los siguientes:
1.- Puntualidad.- No hay puntualidad por parte de los alumnos. Muchas escuelas acostumbran cerrar sus puertas a la hora exacta de entrada y por consiguiente los educandos que no llegan a tiempo, no logran entrar y lejos de regresar a sus casas, se van a otros lugares, regresando a sus hogares a la hora de salida de sus clases.
2.- Causas de reprobación.
2. 1.- Falta de alimentación.- En lo que corresponde al turno matutino la mayoría va a la escuela sin desayunar; al respecto arguyen que por la mañana no tienen hambre. Los del turno vespertino argumentan diversos motivos.
De los casos anteriores lo que sorprende a los maestros es que todos sin excepción tienen dinero para comprar alimentos chatarra en los descansos.
2. 2.- Falta de hábitos de estudio.- La gran mayoría del estudiantado se concreta a hacer su tarea. No hay habito de leer un libro o un periódico, por un espacio de tiempo determinado al día.
2. 3.- Exceso de libertad en todo.- Se ha detectado que a los jóvenes no se les ha dado responsabilidades ni deberes. Se deja todo a su libre albedrío y no se vigila – por parte de los padres – sus actividades, ni sus amistades.
2. 3. 1. – Lo anterior es debido a una inadecuada administración del tiempo libre y a que no tienen un horario de sus actividades.
3.- Inasistencia de los padres de familia.- Por interés propio nunca los padres de familia van a la escuela a informarse acerca del aprovechamiento escolar de sus hijos, solo asisten cuando se les cita por algún motivo.
4.- Alternativas de solución.
4. 1.- Los padres de familia – diario - deben darse tiempo para revisar el material escolar de sus hijos y en algunos casos firmar las tareas de los mismos.
4. 2.- Deben establecerse normas en el hogar, y darles seguimiento a las mismas. Recuérdese que “orden dada y no vigilada sirve de nada”.
4. 3.- Debe existir comunicación entre padres e hijos. Esta debe ser profunda y diaria.
4. 4.- Los padres deben cuidar y vigilar también el circulo de amigos de sus hijos fuera de la escuela.
4. 5.- Los padres deben ejercitar su autoridad dentro de su casa.
4. 6.- Los padres deben inculcar los valores morales a sus hijos, aplicarlos en su hogar y en su vida diaria.
5.- No mandar a sus hijos a clase en caso de estar estos enfermos.
El trabajo de padres de familia nunca se termina, porque nuestro compromiso es demasiado grande e importante en la vida y en todos los tiempos; en la actualidad encontramos padres de familia que dan la impresión de huir de sus deberes para con sus hijos.
En esta época suele presentarse con mucha frecuencia que la mayoría de los padres trabajan y – debido a lo agitado de la vida moderna – manifiestan poco interés a los compromisos de su vida familiar lo que trae como consecuencia no dedicar el debido tiempo a los valores morales que en todo momento de nuestra vida siempre han sido los pilares y lineamientos para el buen desarrollo de los niños y las niñas, para que mas adelante puedan llegar a ser buenos ciudadanos y a su vez puedan integrarse así y para bien, a la sociedad.
Algunos educadores informan que no hay mucho interés en los hijos, ya que lo ven como una tarea forzada, no lo ven con mucho agrado. Cuando hablamos de moral es educar y educar es la formación de todo ser humano en todo su conjunto del aspecto como individuo que es.
Tanto los padres tienen deberes morales para con sus hijos como los hijos a través de la vida también tienen deberes morales para con sus padres. Debemos recordar que la educación se da en la casa, ningún colegio podrá dar lo que los padres no le den a los hijos en este sentido. En el colegio se imparten conocimientos y ciertos principios, mas la educación sólo en la casa.
Es por lo anterior, por lo que escribo - si es que éste libro viviere algo más que una vida efímera y que este esfuerzo llegue a ser apreciado como un paso más por acercarse a los verdaderos principios, los mas humanamente posible - el presente resumen de lineamientos y reglas que a través de los años han perdurado, todo ello con el fin de ayudar a padres de familia que desean enseñar lo mejor a sus hijos pero que por lo agitado de la vida moderna a veces no sabemos como hacerlo y tampoco sabemos quienes pueden ayudarnos en nuestro objetivo para heredar a nuestros hijos el mayor tesoro que podrán tener, que es una educación moral y llena de principios.
NOCIONES DE MORAL Y EDUCACION
CAPITULO 1
1.1.- Hábitos que debe tener un niño, en los que están incluidos la moral y la educación.
1.1.1.- En su casa debe hacer con buena voluntad cuánto le mandan sus padres y los mayores.
1.1.2.- Tratar de ayudar a los demás cuando estos están en el cumplimiento de sus obligaciones.
1.1.3.- Evitar disgustar a sus semejantes.
1.1.4.- Al salir a la calle guardar compostura y modestia.
1.1.5.- Usar siempre un lenguaje decente y apropiado.
1.1.6.- Si ve a alguien que sufre, tratar de ayudarlo, como por ejemplo dar una limosna a un necesitado, dar la mano a un ciego, a un anciano, ó imposibilitado para protegerle del trafico, al cruzar una calle, ó algún lugar peligroso.
1.1.7.- No hacer escarnio de los cojos, de los tontos, locos ó pobres, sino que por lo contrario se afecta al ver su desgracia y quisiera poderla remediar.
1.1.8.- En la escuela estar atento, ser obediente y aprender sus lecciones a la vez que ayuda a sus compañeros cuando el profesor se lo pide para que cumplan también como él.
1.1.9.- En sus juegos procurar no hacer daño alguno ni disgustar a sus amigos.
1.1.10.- De su parte hacer lo posible para poner paz a sus rencillas y disputas.
1.1.11.- Siempre hacerse respetar porque da ejemplo respetando a sus semejantes.
1.1.12.- No maltratar a los animales y evitar que algún otro les cause daño.
1.1.13.- Cuidar y proteger a las plantas.
Un niño que hace cuánto hemos dicho, además de apartarse de los vicios, decimos que es un niño de buenas costumbres, un niño con moral, porque todo lo que hace es guiado por el bien.
El conocimiento del deber, o sea de la obligación de hacer el bien y evitar el mal.
La noción del mérito o del demérito.
1.2.1.- Para poder discernir y apreciar exactamente cuando obramos bien para con nosotros mismos, para con nuestros parientes y amigos, para con la sociedad en general, para con la patria y para con Dios, se han hecho reglas, las cuales han formado un arte que se llama Moral. Por lo que ésta es el arte de obrar bien para con nosotros mismos, para con nuestros allegados, para con todos nuestros semejantes, para con nuestra patria, para con todos los seres vivos de la creación y para con Dios que todo lo reúne en Él mismo.
1.2.2.- El niño que sale de su casa para ir a la escuela, debe encontrar en el camino amigos que lo acompañan y lo quieran; en la escuela halla el profesor que le enseña; en su casa, ha dejado a sus padres y sus hermanos que le dan todo lo que necesita, y siempre, amigos o extraños le cuidan de todos los males. Este niño, desde el momento en que salió de su casa tuvo que estar agradecido de su familia, de sus amigos, del maestro y de todo aquél que en la calle procura que no sufra daño alguno sea accidental o buscado por sí mismo.
1.2.3.- Un niño, por el simple hecho de ser niño, no tan solo merece esas atenciones de parte de todo el mundo, sino que él cree y está convencido que todos deben darle las atenciones que le corresponden.
1.2.4.- Un niño piensa y dice: “Si todo el mundo me dispensa protección, cariño y atenciones, si mi padre, mi madre y mis hermanos me cuidan, si mis amigos en la calle procuran agradarme y complacerme, y si el maestro, me enseña lo que ha de ser bueno para mi, abriéndome el camino para llegar a ser un hombre útil, por mi parte tengo obligación de hacer lo mismo por todos los que lo hacen por mi, y también por los demás que lo harían si llegara la ocasión.”
1.2.5.- Sin embargo, como el niño no puede devolver todos los favores que recibe, es natural que piense en hacer lo que esté de su parte siguiendo el principio aquel de “ El que hace cuanto puede, cumple con su deber”, y desde aquel momento se propone a ello.
Deber
1.3.1.- El deber pues, es simplemente la necesidad de cumplir con todas las obligaciones que nos impongan las necesidades de la vida para con nosotros mismos, para con la familia, la sociedad, y para con Dios.
1.3.2.- Un niño puede pensar todo aquello que bien le plazca y sus acciones pueden seguir diferente camino, es decir, que sus acciones sean agradables y beneficiosas para él o para los demás, o que por lo contrario sean perjudiciales y causen daño al mismo niño o a otro ser cualquiera de la naturaleza, su conducta puede ser buena o mala.
1.3.3.- En el primer caso, cuando las acciones causan placer, por ejemplo: el que recibe el maestro cuando el niño sabe las lecciones y va a las clases a la hora justa, o cuando hace un beneficio a otro niño que estaba hambriento y él que tenía le ha dado un pedazo de pan, o que por accidente una persona se haya caído en la calle y el niño la ha ayudado a levantarse y aliviado el mal que se ha hecho, entonces decimos que ejecuta el bien.
1.3.4.- Si por lo contrario, el niño al salir a la calle se encuentra con un desgraciado , con un paralítico o con un mudo o con alguien que sufre de cualquier otro mal, y en vez de compadecerse de él sé ríe; si cuando va a la escuela además de no saberse sus lecciones procura hacer perder el tiempo a los demás; si cuando se halla con sus amigos, que entretenidos en juegos inocentes están alegres y divertidos, en vez de tomar parte en sus juegos, les molesta y les disgusta, el niño que hace esto indudablemente obra mal.
1.3.5.- De esto, es claro que los niños han de comprender la diferencia que existe entre ejecutar el bien o hacer el mal; y comprenden que si las personas que están al lado de ellos ejecutan el mal, ellos mismos sufrirán, y como no quieren sufrir, tienen el derecho de que los traten bien. Por ese mismo derecho que quieren para sí, se ven en el deber de obrar ellos mismos con toda la bondad posible.
1.3.6.-Se dice que una persona es virtuosa cuando todos sus actos están de acuerdo con sus deberes; pero en absoluto deben esos mismos actos representar el bien.
1.3.7.-El deber es la obligación que tenemos de hacer por los otros todo lo que deseamos o nos creemos con el derecho de que hagan por nosotros; pero para ejecutar el bien, no tan solo tenemos que hacer nuestro deber, sino devolver bien por mal a todos nuestros semejantes.
1.3.8.- Si las personas ejecutan todas sus acciones de acuerdo con el bien, decimos que son virtuosas. Si por lo contrario, ejecutan el mal, tanto respecto de sí mismos como de los demás seres de la naturaleza, hasta las plantas, y finalmente del Creador de todo lo que existe, diremos con razón que aquellas personas no son virtuosas.
1.3.9.- Como hemos visto la imprescindible necesidad que tenemos que cumplir con los deberes, ahora vamos a enumerar cuales son estos deberes.
1.3.9.1.- El niño, la niña o el hombre y la mujer, no pueden nunca pensar en causarse ellos mismos ningún daño, puesto que si se lo causan, además del mal propio hacen daño a los demás que en algo necesitan de su apoyo. De aquí los primeros deberes de todo ser humano son aquellos que se relacionan con el mismo individuo, o deberes individuales.
1.3.9.2.- Los deberes para con los otros seres, pueden considerarse primero; aquellos que tenemos para con nuestros padres, nuestros hermanos y la familia; los que tenemos para con nuestros amigos y compañeros, deberes sociales; los que tenemos con la patria, deberes cívicos; aquellos para con los animales o de humanidad, y nunca podremos eximirnos de los deberes para con el Ser Supremo, puesto que de Él emanan todos los bienes y a Él debemos agradecérselos.
CAPITULO 2
DEBERES PARA CONSIGO MISMO
2. 1.- Definición.- Los primeros deberes que debemos considerar, son todos aquellos que atañen más a nuestra propia persona; son los que corresponden a la conservación de nuestra salud y de nuestra existencia.
Para conservar nuestra salud, es necesario que pongamos toda la atención y tengamos el mayor cuidado evitando en todo las causas que pueden traernos una enfermedad.
2. 2.- Definición.- (del latín alimentum). Cualquier substancia que sirve para nutrir por medio de la absorción y de la asimilación. Para vivir necesitamos comer, pero como todas las cosas, esa necesidad tiene un límite, y el límite es simplemente aquel que nuestra propia naturaleza nos impone.
2. 3.- Si al sentarnos a la mesa, empezamos a comer de un modo tal que nuestro estómago no puede resistir la cantidad de alimentos que hemos comido, resulta:
2. 3. 1.- Un malestar debido a la difícil digestión.
2. 3. 2.- Después de ello, algo mas grave como la fiebre o una enfermedad que se llama indigestión, porque el estómago no ha tenido fuerza suficiente para digerir los alimentos.
2. 3. 3.- Finalmente, puede suceder que la indigestión nos produzca la muerte.
2. 4.- Para evitar todo lo anterior, solamente tenemos que procurar no excedernos en la alimentación. Debemos ser moderados.
2. 5.- Todas las cosas de la naturaleza están destinadas a causarnos bien o mal, según el uso bueno o malo que hagamos de ellas.
2. 6.- Definición.- (del latín ebrietas, ebriatis). Embriaguez, turbación pasajera de las potencias, dimanada de la abundancia con que se ha bebido vino u otro licor.
2. 6. 1.- Entre lo que existe, hallamos lo que conocemos como bebidas alcohólicas. Las bebidas sin duda alguna cuando son naturales hacen bien, porque sí cuando una persona se halla enferma y muy débil, el médico con sus conocimientos cuando cree que para fortalecer su debilitada naturaleza el paciente debe tomar un poco de vino en las comidas y sabe que le ha de hacer bien, en tal caso el uso de la bebida será bueno.
2. 7.- Por el contrario, si simplemente por capricho, por necedad o por el afán de notoriedad el niño, la niña, o las personas mayores, usan las bebidas que no les producen ningún bien, entonces no diremos que las bebidas son malas, sino que la persona ha hecho mal uso de ellas y en tal caso el individuo ha faltado a los deberes para consigo mismo.
2. 8.- Tanto en lo que se relaciona a la alimentación como a las bebidas, si queremos cumplir con nuestro deber, no debemos comer hasta empacharnos, ni debemos beber hasta transtornarnos (emborracharnos). Si malo es el no comer y la poca moderación en los alimentos, peor es el abuso de las bebidas y de las comidas.
2. 9.- Vamos a ejemplificar un hecho de la vida real; un hombre sale de su casa trastornado llega a la calle y como está en un estado nervioso anormal, su razón se halla ofuscada, el puede creer que lo bueno es malo, y que lo malo es bueno.
2.10.- Este hombre se encuentra con varios niños en la calle, quienes al salir de la escuela van contentos y deseosos de gozar con diversiones inocentes. En la escuela supieron sus lecciones y en todo obedecieron al profesor. El hombre ebrio como necesita mucho espacio para caminar, al cruzar por donde están aquellos niños, cree que éstos le incomodan, y en su excitación nerviosa le da un golpe a uno de ellos quien cae sobre la banqueta y se rompe la cabeza.
2.11.- Los niños que han presenciado aquel hecho tan repugnante delatan al hombre ebrio con las autoridades, quienes lo llevan preso a la cárcel.
2.12.- Por principio de cuentas aquel hombre ebrio ha faltado a su deber porque ha hecho un mal para sí mismo y otro mal para el niño y la sociedad, puesto que le ha roto la cabeza. Ha aterrorizado a los otros niños, sus compañeros, y ha sido la causa de que estos pensaran mal de él.
2.13.- ¿Es responsable el hombre ebrio por los daños que acaba de hacer?
2.13. 1.- A sí mismo.
2.13. 2.- Al niño lastimado.
2.13. 3.- A los niños que salían de la escuela.
2.13. 4.- Por el disgusto que ha causado a los pasantes en la calle y
2.13. 5.- Por los gastos a que obliga a todos los ciudadanos, por su sostenimiento en la cárcel.
2.14.- ¡Claro está que es responsable!. En primer lugar, la embriaguez le imposibilita de trabajar, le priva de su libertad porque lo han metido en la cárcel, y finalmente, se ha causado un daño personal porque no pudiendo comer, además del dolor de cabeza natural que le ha causado la embriaguez, se debilita.
2.14. 1.- En su primera falta, es decir, la que ha cometido para consigo mismo, recibe el propio castigo que se merece, porque la naturaleza en sus leyes es inexorable y cuando por cualquier causa se falta a ellas, más justa que las leyes sociales, el castigo viene como consecuencia natural de la falta.
2.15.- También es responsable de los daños causados a:
2.15. 1.- El niño lastimado.
2.15. 2.- A los niños.
2.15. 3.- A las demás personas.
2.15. 4.- Todo lo anterior, porque lo ha hecho por su propio gusto, y antes de tomar hasta embriagarse tenía la convicción de cuáles habían de ser las consecuencias. No obstante, se embriagó, por lo tanto es responsable de sus propios actos y hechos, tanto en lo particular como en lo que corresponde a las leyes sociales que todos debemos apoyar y defender, por tanto el hombre merece el castigo.
2.16.- Vemos con frecuencia que cuando un hombre ha perdido la razón por su propio gusto, y ha cometido grandes males, cuando llega el momento de tenerle que castigar, entonces la mayor parte de las personas, amigos o no del interesado, procuran que el castigo sea lo más leve posible.
2.17.- Esto es muy justo porque tanto el hombre como el niño, deben tener un corazón sensible y deben compadecerse del mal; pero en ningún caso ni condición alguna será humano, ni bondadoso hacer que el castigo, por la falta cometida, no se aplique o sea tan leve que no prevenga el que, el individuo y la sociedad en general, vuelva a cometerla en lo futuro.
2. 18.- La idea de la justicia es innata en todos los hombres y se refina mucho más según conforme el individuo se educa, ese refinamiento únicamente tiene por objeto hacer que el castigo se ajuste lo más posible al merecimiento de la falta; pero nunca por los mentados sentimientos humanitarios, estaremos autorizados a procurar que el castigo sea menor al merecido por la falta, puesto que en ese caso estamos haciendo un mal mayor del cual, la sociedad tendrá que sufrir en lo futuro las consecuencias.
2.19.- Definición.- (De asear). Limpieza, curiosidad. El aseo consiste en observar con nuestro propio cuerpo, con las ropas que vestimos, con nuestras habitaciones, en nuestras casas, y donde trabajamos, la mayor limpieza posible. Como el deber primero del hombre es la propia conservación, la falta de aseo puede causarnos trastornos en la salud, lo debemos considerar como un deber moral, puesto que con la negligencia nos causamos un daño real que nos hace sufrir.
2.20.- El hombre sucio y desaseado desagrada a los demás y aunque solo sea esto, faltaremos a nuestros deberes para con nuestros semejantes, puesto que como no queremos que nos disgusten a nosotros, no tenemos ningún derecho a disgustar a los otros.
2.21.- Finalmente, el hombre o el niño aseado, ya sea pobre, o rico, tiene siempre más probabilidades de ganarse la amistad de los demás que el hombre o el niño sucio, aunque su ropa sea nueva o vieja.
2.21.1.- La presencia de las personas desaseadas repugna y frecuentemente debido a los olores propios de la falta de aseo, trastornan y enferman el estómago de los que le rodean y si a ello le agregan ropa demasiado grande, que no es de su medida, dan el aspecto de ser una persona con problemas psicológicos o con transtorno mental.
2.22.- Otros de los deberes que nosotros tenemos para con nosotros mismos es el de hacernos lo más fuertes posible, desde un punto de vista puramente físico.
2.23.- Definición. (Del latín exercitium y de physicus).-Acción de ejercitarse u ocuparse en una cosa, perteneciente a la constitución y naturaleza copórea. El hombre saludable, robusto y fuerte, tiene más probabilidades de resistir los efectos de las enfermedades imprevistas, que el hombre débil y enfermizo. Al mismo tiempo, el hombre fuerte puede hacer más trabajo físico y mental que el hombre débil, el cual no tiene la resistencia suficiente para sobrellevarlos.
2.24.- La mejor manera de conservar y aún de aumentar nuestras fuerzas son los ejercicios físicos, siempre que hagamos de ellos una elección apropiada. Lo anterior constituye en todos y cada uno de nosotros un deber moral.
2.25.- Los antiguos anteponiéndose a las verdades establecidas por los filósofos y los científicos de nuestros días, dijeron: “nada hay mejor que una mente sana en un cuerpo sano” y si esto es una verdad como realmente lo es, claramente nos dice que en el cuerpo que no está sano el alma o la mente puede estar sana o no sana; y debemos procurar el sostenimiento de nuestras fuerzas y nuestra salud, porque con eso aseguraremos tener todas nuestras facultades en el estado más saludable.
2.26.- El desarrollo físico influye altamente en la moralidad de los niños como en la de las personas mayores. Supongamos que un niño débil y enfermizo quiere jugar con sus hermanos y los otros niños que son más fuertes que él, como que los otros, por el hecho de ser fuertes pueden correr, saltar, brincar, hacer gimnasia y otros ejercicios fuertes, pero inocentes, el niño débil tendrá que retirarse sin gozar de todos esos placeres infantiles.
2.26. 1.- Al retirarse lo hace con sentimiento, porque él no puede gozar, y ese sentimiento, después llega a tener la forma de envidia. Finalmente, en su imaginación cree que los demás son la causa de su propio mal y en tal caso se separa por completo de todos, y su guía, si bien es necesario conceder que no ha de ser necesariamente el mal, al menos tenemos que admitir que en parte está prevenido contra el bien.
2.26. 2.- Por está razón, cualquier sacrificio que hagamos para obtener el mayor desarrollo físico posible, es un deber imprescindible en nosotros.
2.27.- Muchos seres infortunados, debido a las contrariedades naturales de la vida, o por sus propias faltas, así como también por las enfermedades, en un momento fatal destruyen su propia existencia, a lo cual le llamamos suicidio.
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2.28.- Definición.- (Voz formada a semejanza de homicidio, del latín sui, de si mismo y caedere, matar). Acción y efecto de matarse a si mismo. Suicidarse. El suicidio es el mayor mal que el hombre puede llegar a hacer, cualquiera que sea la causa, o - por mejor decir - excusa que se ponga para llevarlo a cabo. Nunca puede admitirse la razón del suicidio, ni desde el punto de vista de nuestra propia conservación, cuyo primer deber es conservarnos en vez de destruirnos, ni tampoco es excusable desde el punto de vista de nuestros deberes para con los demás, puesto que no debemos privarles de los derechos que nosotros hemos apetecido para con nosotros mismos.
2.29.- Si el hombre destruye su propia existencia por consecuencia de sus propias faltas, como suelen hacer muchos jugadores, por haber perdido sus fortunas, u otros, por haber robado, o de otra manera haberse causado la mayor deshonra, conservando la existencia y obrando siempre dentro del bien y de la moral, el mismo suicida podría de nuevo obtener la honra perdida y el favor y la estimación de cuantos le conocieran.
2.30.- Si el suicida toma por causa la falta de salud, o algunas otras puramente inevitables, las causas que a él le parecen tan poderosas ante sus amigos, ante la sociedad, y ante Dios, no son sino una mera excusa para cometer tan enorme crimen.
CAPITULO 3
DEBERES INTELECTUALES
3.1.- Definición.- (Del latín intellectualis). Perteneciente o relativo al entendimiento.
Según hemos visto no hay excusa para faltar a nuestros deberes físicos, los cuales, sin tener en cuenta que son deberes, aunque no sea más que por el egoísmo natural de no privarnos de los goces inocentes que nos proporciona la naturaleza, su cumplimiento es necesario. Pero la vida del hombre - todos sabemos - que no depende solamente del cuerpo, sino que también tenemos deberes intelectuales.
3. 2.- Todo ser humano tiene dos naturalezas, una física que es el cuerpo y otra intelectual, que es la inteligencia.
3. 3.- la parte física es medible, es tangible, la parte intelectual no es posible tocarla, no es medible; una esta representada por el cuerpo, y la otra por el alma y sus facultades, y si tenemos deberes para con el cuerpo, debemos tenerlos también para con nuestra vida intelectual y nuestro ser moral.
3. 4.- Todos nuestros actos, para que tengamos conciencia de ellos, deben ser guiados por el juicio, si por causa de nuestra ignorancia, no tenemos un juicio razonado jamás podremos hacer las cosas tal como han de hacerse y los resultados serán siempre dudosos o malos.
3.5.- Siempre debemos instruirnos, para de ese modo moderar nuestras pretensiones y ajustar nuestro juicio en todos los casos y condiciones en la vida, a los medios que tenemos para poder alcanzar nuestras aspiraciones.
3.6.- Con instrucción, el primer beneficio que obtenemos es el conocimiento del bien y el mal, el cual por su ausencia de una manera inconsciente nos hace equivocar. Y por lo mismo nos perjudica.
3. 7.- Al nacer más tarde, al crecer estamos en el camino para ser hombres, todo lo ignoramos, y nuestro trabajo respecto de los conocimientos que deseamos adquirir, no es ni más ni menos que el precursor de la felicidad a que podemos aspirar.
3. 8.- El mejor libro que para instruirnos tenemos es la naturaleza misma, porque en ella han aprendido todos los hombres lo que saben; pero como nosotros podemos aprovecharnos del trabajo que nuestros antepasados han tenido, debemos siempre elegir el estudio de sus experimentos y confirmarlo con nuestra propia experiencia, para no vernos en el caso de perder el tiempo sin provecho.
3. 9.- Los libros que debemos tener para instruirnos, son aquellos cuyos conocimientos son de valor real como los de la física, matemáticas, química, mecánica y en general todas las ciencias que representan conocimientos de un valor positivo, y los cuales en cualquier edad o condición que nos encontremos podrán servirnos.
3.10.- Cuando por medio de estas obras cuyo contenido es de valor intrínseco, hayamos obtenido algunos conocimientos que nos proporcionen cierta probabilidad de obtener el éxito en aquello que nos proponemos, entonces se encuentran otros asuntos que podemos llamar de valor secundario, puesto que más bien son de adorno mas que otra cosa, tales como la música, las lenguas vivas o muertas, el dibujo y otras artes. Estas nociones generales no dejan de proporcionarnos una gran felicidad cuando estamos fuera del trabajo que directamente nos proporciona la existencia, y son para el hombre y la mujer lo mismo que el pulido o barnizado le hace a la rusticidad de un mueble y lo presenta ante nosotros como un objeto perfectamente acabado.
3.11.- Se dice que el gran poeta y filósofo italiano Petrarca, que vivió en el siglo XIV, al ser interrogado por una dama sobre los libros que acostumbraba leer contestó: “Señora, los libros que más leo son los que me dan a conocer los secretos de la naturaleza (la ciencia); en segundo lugar leo libros el los que puedo aprender a vivir bien para poder morir tranquilo, (moral); en tercer lugar los que me refieren a como vivieron nuestros antepasados,(la historia), y por último los que me alegran cuando estoy triste, (recreo).
3.12.- La instrucción nos proporciona los conocimientos necesarios para apartarnos de lo que puede causarnos daño, nos encamina a aproximarnos al bien, y nos tiene siempre en posición de juzgar la buena o mala manera de llevar a cabo nuestras acciones, dando por resultado que se modera y refina nuestro carácter.
3.13.- Definición.- (del latín character y éste de griego grabar) Señal o marca que se imprime, pinta o esculpe en alguna cosa.
El carácter nace con la persona misma, es, por decirlo así, el todo y aunque no se puede crear porque nace con el ser humano, se le puede adaptar a las exigencias de la vida. También se modela y el ser humano llega a ser mejor en todos sus aspectos.
3.14.- El carácter lo fortalecemos con la convicción, lo cual no podríamos conseguir sino instruyéndonos, seguro que de ello habremos de obtener grandes ventajas.
3.15.- La persona que carece de instrucción, no puede tener carácter, porque su convencimiento en la verdad o en el error está siempre a la voluntad de la persona que tiene instrucción suficiente para influenciarlo.
3.16.- De cualquier modo, aunque nuestra instrucción sea pequeña debe guiarnos por el cumplimiento del deber, y la más extensa ejecución del bien.
CAPITULO 4
DEBERES MORALES
4. 1.- Todos los hombres vivímos en sociedades más o menos numerosas y esas sociedades tienen existencia por el trabajo y la cooperación de todos los individuos que las forman y las conforman.
4. 1. 1.- Así, un niño que va a la escuela sin haber estudiado sus lecciones, es decir que no ha estudiado o no ha hecho el trabajo que su edad de niño le exige la sociedad. Resulta que al no haber estudiado la lección el profesor por su buen deseo de que aprenda, se fijará más en él que en ningún otro niño, de donde veremos que se ha empleado mucho tiempo en el niño mal estudiante. Los otros niños que podían haber adelantado porque para ello habían trabajado, se encuentran obligados a suspender el aprovechamiento de nuevos conocimientos para el estudio de los cuales estaban preparados, resultando de esto un mal para todos los niños de la escuela.
4. 2.- Si nos preguntamos por qué trabajan los pobres o las personas que no tienen fortuna, diríamos que lo hacen porque tienen necesidad de vivir, es decir se ven obligados a sufragar sus gastos para comer y vestirse. Si no lo hicieran así, como nadie tiene obligación de mantenerlos, andarían desnudos y se morirían de hambre.
4. 3.- Los ricos no pueden menos que trabajar porque de otro modo la fortuna que tengan ha de mermarse hasta el punto de llegar a ser pobres.
4. 4.- Por otra parte, aun teniendo la fortuna suficiente para comer y vestir, las exigencias de la sociedad en que vivimos, nos obligan a hacer gastos, que por la costumbre, se han hecho tan imprescindibles como la misma alimentación.
4. 5.- Cuando un grupo de hombres viven solos, el trabajo general tiene que ser de tal carácter que uno solo tiene que aprender muchas cosas diferentes; pero nunca o rara vez, llegan a hacer una sola cosa en forma perfecta.
4. 6.- Si el hombre que aprende muchas cosas con raras excepciones llega a aprender una sola bien, resulta que lo mejor y más beneficioso en la vida de las sociedades civilizadas es, que cada hombre aprenda un trabajo particular porque con la práctica podemos llegar a la perfección, y al llegar a la perfección obtenemos los mayores beneficios que por nuestra ocupación podríamos desear.
4. 7.- Hay muchos que quizás guiados por añejas preocupaciones creen que un trabajo es más honroso que otro y no es así: todo trabajo es honrado y el hombre, por su dignidad personal, honra al trabajo cualquiera que sea la clase de éste, con tal sea beneficioso a la sociedad.
4. 8.- En Tebas, ciudad de Grecia, tres siglos antes de Jesucristo, vivía el filósofo Epaminondas, y en una ocasión sus conciudadanos disgustados con él, quisieron degradarle ocupándole en barrer las calles. Uno, más atrevido que los demás, le preguntó que si le gustaba el oficio de barrendero, a lo que Epaminondas contestó: “Honra merece el que de algo sirve a sus conciudadanos,” en apoyo de la verdad que dice: el hombre honra al trabajo y la profesión.
4. 9.- Si reflexionamos sobre el gran bien que produce a los habitantes de una ciudad la humilde ocupación de barrer las calles, veremos que la sociedad tiene una necesidad imperiosa de hombres que se ocupen de ese trabajo.
4.10.- Dejen sin barrer ni limpiar las calles de una población por dos o tres semanas, y el resultado será que la acumulación de los desperdicios y la descomposición de ellos, traerá por consecuencia el desarrollo de enfermedades que causarán la muerte de muchos de los habitantes.
4.11.- Definición ( De huelgo.). Espacio de tiempo en que uno está sin trabajar. Cuando hay huelgas, es decir, cuando los trabajadores creen que su trabajo no es bastante bien remunerado, cuando ven que la sociedad no aprecia sus esfuerzos como debiera hacerlo, entonces se niegan a trabajar, no porque sean perezosos, sino por obtener el resultado de la buena remuneración a que aspiran.
En tales momentos toda la sociedad pierde. Pierde el rico, pierde el comerciante que se ocupa en vender para ganar su vida, pierde el mismo obrero, además de traer las inconveniencias y el peligro constante natural de las grandes agrupaciones sin ocupación.
4.12.- Cuando las huelgas tienen razón de ser, o sea cuando se abusa del trabajador, entonces todo ciudadano honrado debe procurar el mejoramiento de la vida de aquellos hombres; pero si por lo contrario la huelga no tiene razón de ser, o en realidad no existe el abuso de que el trabajador se queja, los trabajadores faltan a sus deberes de ciudadanos honrados, porque a las pérdidas se añade el peligro de grandes perturbaciones que suelen costar la pérdida de vidas y bienes.
4.13.- El hombre que trabaja, teniendo ocupada su imaginación y su cuerpo en la perfecta ejecución del trabajo, no puede pensar en nada malo porque su pensamiento tiene por punto de mira el cumplimiento del deber.
4.14.- El hombre que no trabaja tiene que pensar mal, porque no es posible que su imaginación ruede siempre en el vacío el cual de por sí es un mal. Si no tiene malas inclinaciones, va a buscar por compañía otros hombres, si estos trabajan, con su conversación los distrae y les hace un daño. Si como con frecuencia ocurre que por influencia del perezoso el obrero queda sin trabajo, entonces hace un mal, no tan solo al individuo perjudicado, sino también a la familia y a la sociedad.
4.15.- El trabajador que se acostumbra siempre al orden, cuidando con esmero de todo aquello que le sirve para llevar a cabo su trabajo, quiere encontrar la remuneración en el momento que lo ha terminado y procura siempre ser exacto en las condiciones requeridas y en el momento en que debe entregarlo.
4.16.- El desgraciado que no trabaja, si es pobre, no puede tener la dignidad propia del hombre honrado, porque no teniendo con que sufragar su subsistencia, tiene que hacerse mantener por los que le rodean robándoles así parte de su propio sustento. En estos casos no debemos nunca equivocar la caridad, puesto que no es caridad darle a aquel que puede tener y no tiene porque no le gusta el trabajo.
4.17.- El que no trabaja, es en todos los casos un individuo peligroso para la sociedad, porque si es rico y no ocupa su tiempo en hacer bien, tiene que hacer el mal; y si es pobre, cuando los demás cansados de darles le abandonan, entonces se dedicará al crimen para mantenerse. De hombres malos, trabajadores sin oficio, beneficio o profesión se forma el contingente mayor de los presos en las cárceles públicas.
4.18.- El trabajador debe procurar siempre gastar menos de lo que gana, porque si gasta lo mismo, nunca tendrá un solo peso con el cual pueda obtener el placer de los goces inocentes de la vida. Si gasta más de lo que gana, hará una vida miserable por encontrarse siempre endeudado, por esta razón es un deber moral la economía.
4.19.- Definición.- (Del latín oeconomía y este a su vez del griego ecónomo.). Administración recta y prudente de los bienes. Si el trabajador ha economizado algo de lo que le proporciona su trabajo, el día en que por su desgracia se enferme, si no tiene el servicio médico social, tiene que acudir a la caridad pública, que es un acto siempre penoso para la persona honrada y de buenos sentimientos.
4.20.- Aún sin necesidad de enfermarse, muchas veces por falta de demanda se suspenden los trabajos por no haber ventas. En esos casos, si el trabajador, no ha economizado algo, o sufre, o tiene que pretender vivir de la caridad pública.
4.21.- Finalmente, nuestra condición debe ser siempre mejorada en todo lo que esté a nuestro alcance, porque no hemos nacido solo para sobrevivir; y así como queremos que la sociedad progrese, debemos progresar nosotros mismos. Sin la cooperación general de todos los individuos, las sociedades en vez de avanzar, se quedan en estado estacionario o retroceden.
4.22.- Definición.- (De propriedad.).- Derecho o facultad de gozar y disponer de una cosa con exclusión del ajeno arbitrio y de reclamar la devolución de ella si está en poder de otro. La propiedad es un bien que nos ha dado la naturaleza para gozar de él y hacer la existencia lo más fácil posible, y esto se llega a conseguir con la acumulación de bienes.
4.23- La acumulación de bienes es un deber moral y está basado simplemente en la igualdad del hombre. Tan necesario a la vida social es el rico, como el pobre; unos y otros no pueden dejar de existir.
4.24.- Supongamos que un padre tiene dos hijos y que al fallecer les deja su fortuna por partes iguales; Uno de ellos, trabaja mucho y cuando termina su trabajo se retira a gozar de la vida de un modo sencillo con otros compañeros que como él se dedican al trabajo.
El otro por el contrario no le gusta trabajar, y gasta el dinero que le dejó su padre. Cuando ya no tiene dinero para gastar va a casa de su hermano y le pide dinero, lo hace una, dos, tres, diez veces; hasta que su hermano concluye por decirle que no le puede dar más.
El primer hermano le propone venderle sus propiedades y el hermano trabajador piensa que para que no caigan en peores manos las propiedades de su padre que ahora son de su hermano, se las compra; pero con esto no consigue ningún bien, porque al poco tiempo a gastado el dinero recibido por la venta de sus propiedades y se encuentra ya en necesidad otra vez.
4.25.- Nadie puede criticar al que está en bonanza porque posee toda la fortuna que antes poseyera su padre, puesto que con su honradez y su trabajo, ganando más dinero del que necesitaba, legalmente compró a su hermano cuanto tenía y se ha hecho una posición envidiada en la sociedad, la cual le rinde los honores que ha merecido por su propio trabajo, mientras en la misma casa y por caridad sostiene a su hermano a quien todo el mundo mira con tristeza y disgusto.
4.26.- Los que creen que no existe la igualdad individual porque hay ricos y pobres, no piensan bien, porque por lo general el trabajo se paga por igual en todos los sitios; pero el que más trabaja, - por esa misma igualdad - tiene que ganar más. Y definitivamente tiene mas el que ahorra mas que el que gana mas.
CAPITULO 5
DEBERES INDIVIDUALES DE LAS NIÑAS
5. 1.- Los deberes que acabamos de señalar para los niños también atañen en todo y por todo a las niñas, porque siendo seres humanos como aquellos tienen que tener los mismos derechos y los mismos deberes.
5. 2.- Sin embargo por las condiciones especiales en que las ha puesto la naturaleza, es decir, las de ser más débiles que los niños, y también por la distinción que por su sexo les debemos, sus derechos son mayores; pero también sus deberes aumentan en delicadeza y responsabilidad en las mismas condiciones que los derechos.
5. 3.- Niña.- Definición.- (De menino). Que se halla en la niñez, que está en el periodo de la vida humana que se extiende desde el nacimiento hasta la adolescencia. Las niñas deben procurar como los niños y por las mismas razones, hacerse lo más fuertes posibles por medio del ejercicio físico, puesto que de otro modo, por la vida sedentaria que su sexo por naturaleza les impone, se ven en el caso de sufrir más que los niños.
5. 4.- Si la mujer es rica, debe trabajar para aprender todo lo que por su posición de fortuna se encuentre en el caso de mandar hacer, porque quien no sabe como hacer las cosas, no sabe como mandar ni tampoco apreciar si están bien o mal hechas.
5. 5.- Si es pobre, tiene que hacerlas por sí misma porque no tiene quien se las haga, y si no sabe, necesariamente ha de resultar que se presentará ante la sociedad donde sus compañeras no han de tener por ella la estimación que debieran.
5. 6.- El primer trabajo de la mujer tenga o no tenga fortuna, debe ser el desempeño de todos los quehaceres domésticos; después algunos trabajos de adorno como la pintura, la música, los bordados, y el estudio de la literatura y de las lenguas, en el caso de poseer bienes. De otro modo teniendo que ayudar al sostén de la familia puede dedicarse a trabajos propios de su sexo de ser posible en su propia casa o si no adquiriendo con esfuerzo un titulo profesional y ejerciéndolo.
5. 6. 1.- En esta época se ha observado que la mayoría de las veces la mujer al terminar sus estudios profesionales, se casa y no ejerce su profesión.
5. 7.- Los trabajos en los cuales la mujer gana un jornal en talleres o fábricas o empresas o en el gobierno, son buenos en casos extremos, porque si bien hacen aparecer a la mujer como independiente existe el peligro de apartarla más y más de su condición de mujer y suelen con demasiada frecuencia resultar contraproducentes debido a que los hijos crecen sin la presencia de los padres, principalmente de la madre. Eso, las mas de las veces da por resultado malos ciudadanos.
5. 8.- Las niñas deben instruirse con tanta razón como los niños, puesto que la práctica nos enseña que entre las mujeres, las más desgraciadas son siempre las más ignorantes.
5. 8. 1.- Los libros que las niñas deben estudiar, no son las novelas que por lo común envenenan el corazón de la juventud con veneno tan sutil y dulce como pernicioso,
5. 8. 2.- Las niñas deben estudiar aquellos libros que les enseñen todo lo que han de aprender para el bien de su casa, tales como:
5. 8. 2. 1.- Los de economía doméstica, de religión la cual profesen, los que le den conocimientos útiles y aplicables en y durante su existencia.
5. 8. 2. 2.- De ser posible que estudien una carrera profesional o técnica que sea de su agrado.
5. 8. 2. 3.- Pero sobre todo que estudien lo necesario para la carrera a que están destinadas, para madres de familia.
5. 8. 2. 4.- Deben aprender todo lo necesario, práctico y útil para la vida.
5. 9.- Debemos recordar aquélla vieja frase que dice: educar a una niña es fundar una escuelita. Y debemos aplicarla siempre.
CAPITULO 6
DEBERES DE LOS PADRES PARA CON LOS HIJOS Y VICE-VERSA
Derecho
6. 1.- Definición.- ( Del latín directus.). Recto, igual, seguido, sin torcerse a un lado ni a otro. El derecho constituye en el individuo un deber, como los padres tienen derechos para con los hijos y estos tienen derechos con respecto a sus padres, resulta por tanto que mútuamente tienen deberes que cumplir.
6. 2.- Desde que el niño nace, los padres le alimentan y le atienden, no tan solo para que conserve su salud, sino que como por la edad nada puede hacer, le procuran todas las distracciones posibles para que sus sistemas físico e intelectual, vayan desarrollándose hasta el momento en que puedan comenzar a dar fruto.
6. 2. 1.- Cuando los niños llegan a tener cuatro o cinco años, la madre y el padre trabajan con ahínco para proporcionarle juguetes que le enseñen, para hacerle crear el gusto al estudio.
6. 2. 2.- Para que aprenda la manera de imitar el bien.
6. 2. 3.- Finalmente hacen con placer los sacrificios necesarios para proporcionarle los vestidos y todo lo demás que le hace falta.
6. 3.- Dos o tres años después atienden los padres con singular anhelo que el niño vaya a la escuela, le compran libros, lápices y papel, cuidan por su vestido y por su aseo, y tratan siempre de pagar los méritos del niño con alguna cosa que éste aprecie y aprenda con ella.
6. 4.- Cuando ya el niño sale de la escuela:
6. 4. 1.- Si los padres son ricos, procurarán darle una profesión para que cuando llegue a ser hombre sea provechoso para él y para la sociedad en cualquier ocupación a la que se dedique.
6 4. 2.- Si el niño es pobre, los padres han de procurar que aprenda un oficio o una profesión y entre tanto le alimentan y le sufragan todos los gastos.
6. 5.- Al llegar a la edad en que los hijos por si solos pueden atender sus propias necesidades, si son hombres buenos y honrados como deben ser, los padres orgullosos los admiran con la misma satisfacción con que un arquitecto ve la obra que todo el mundo le celebra.
6. 6.- Entonces ya cesaron al parecer todos los deberes de los padres para con los hijos; pero les quedan otros de mayor importancia que cumplir: los de los sanos consejos de la experiencia, que el tiempo se encargó de concedérsela para que los hijos la disfrutaran.
6. 7.- Los padres deberán aconsejar a los hijos en cualquier tiempo y siempre que lo necesiten, y los hijos tendrán el deber de aconsejarse de los padres; primero, por el cariño y respeto que deberán siempre tenerles, además porque son sus mejores amigos y finalmente porque siempre ven más cuatro ojos que dos.
6. 8.- Cuando los hijos sin haber dado ni hecho nada por los padres, han recibido todos los beneficios que acabamos de indicar y que se consideraban siempre con derecho a ellos, justo es que se vean obligados a cumplir con sus propios deberes.
6. 9.- El primer deber de los hijos es corresponder al amor de sus padres con un amor desinteresado y sublime. Para una madre no hay nada más grande en el mundo que el amor de sus hijos, y sus caricias parece que encierran algo divino. Los padres por sus ocupaciones en buscar el bienestar de la familia y por su sexo, no llegan a ser tan demostrativos; pero por sus hijos riegan el suelo con el sudor de su frente y a menudo exponen más y aun sacrifican su propia existencia.
6.10.- Por todo esto los buenos hijos se imponen desde su tierna edad los tres grandes deberes que son: amor, obediencia y respeto.
6.11.- El proverbio de amor con amor se paga es muy cierto, y los niños al comprender tan gran verdad tendrán la convicción de sus deberes para con sus padres.
6.12.- La obediencia a los padres es en beneficio directo de los hijos. Por ejemplo, si el padre manda al hijo a la escuela y este en vez de obedecer se entretiene en jugar, entonces es el niño el que pierde porque no se instruye. Si lo deja a cuidar la casa y el niño no lo hace, y abandona su deber y se declara un incendio, el niño pierde casa porque su padre se quedó sin casa. Además, el padre se ve en la necesidad de imponer un castigo proporcionado a la falta, porque no es justo que otros sufran por la desobediencia de aquel y le privarán de los paseos, los teatros, las dádivas y todo cuanto pueda causarle placer.
6.13.- Finalmente, como es justo que nunca tengamos más sino aquello que merecemos, el niño que por su desobediencia no merece nada, seguro es que los padres si hacen su deber, nada le darán.
6.14.- “Si quieres que te respeten, respétate a ti mismo” lo que quiere decir simplemente que el niño debe atender siempre a ser merecedor de todo y por lo tanto a ser respetado; y que si no lo hace tiene que renunciar a ese deseo y como es un deber, no es posible evadirlo sin sufrir las consecuencias.
6.15.- Si los padres no son respetados tal como debe ser, la familia no puede existir, porque si cada uno de los hijos hace su propia conveniencia y de palabra o de hecho ofenden a los padres, natural es que éstos se han de disgustar y con su disgusto - como son los que todo los proporcionan – los hijos hasta el cariño y todo lo han de perder.
6.16.- Cuando un niño es desobediente y falta al debido respeto a sus padres, sus amigos lo tratan con poca atención, las personas mayores no le consideran y finalmente concluye con hacerse fatigoso y molesto a todos, que es la mayor desgracia que pudiera sucederle.
6.17.- Hay niños que se quejan de que sus padres les hacen sufrir por sus faltas de obediencia y respeto; pero desde ningún punto de vista tienen razón para quejarse. Los padres no imponen el castigo que ellos quieren, sino que correspondiendo proporcionalmente a la magnitud de la falta del niño y por la obligación que tiene de enseñarle para la vida futura, se ven precisados siempre a hacerles sufrir las consecuencias de sus malas acciones, lo cual como se ve, constituye el castigo que el propio niño se da por su mal proceder.
6.18.- Todo esto es en la niñez; pero cuando los hijos han llegado a la mayoría de edad, entonces además de los deberes de amor, obediencia y respeto, tienen que cumplir con otros En primer lugar el niño que ha tenido un padre honrado y bueno, tiene el deber de serlo él también, porque sino deshonrará a su padre causándole un daño que no merece.
6.19.- Si los padres se encuentran en el caso de necesitar el apoyo moral o físico de los hijos, estos no tienen pretexto para evadirlo. Si cuando por enfermedad del padre, si es pobre, no puede ganar su subsistencia, el hijo para que reciba el nombre de buen hijo, tiene que atenderlo y cuidarlo con todo lo que honradamente esté a su alcance.
6.20.- Si por causa de trastornos físicos, la parte mental de los padres se debilita y necesita de esas reflexiones que deben hacerse a personas que no se encuentran en condiciones de poder cumplir con las necesidades morales de la existencia, los hijos deben hacerlo por ellos, porque ya muchos años antes, cuando eran niños habían recibido idénticas atenciones de sus padres.
6.21.- Los hijos en su mayoría de edad han de atender a la defensa y preservación de la honra de sus padres, la cual no deben abandonar en ningún caso ni circunstancia, porque de hacerlo así equivaldría a abandonar la suya propia. Cuando por las enfermedades o la vejez, los padres pierden todo aquello que físicamente los ponía en el caso de sostener su existencia tal y como es debido, los hijos entonces con la mayor veneración habrán de ayudarles en todo y por todo, y con esto no harán más que devolverles una pequeña parte de la porción que antes recibieron.
6.22.- Por último deben recordar aquel adagio que dice: “De tus hijos solo esperes, lo que con tu padre hicieres”.
6.23.- Entre los hermanos debe existir siempre la mayor armonía posible, deben ser los confidentes y participes de las propias desgracias, atenderse y aconsejarse mútuamente, puesto que de esto depende el bienestar común de entre ellos. Si alguno ve en peligro a su hermano, ni la idea de la propia existencia habrá de contenerle para salvarle.
6.24.- Los hermanos procurarán con especial cariño y cuidado atender las necesidades de sus hermanas, porque si son buenos hijos, han de ver en ellas el reflejo de aquella madre que tanto los quiere. Deberán proporcionarles todo lo que pueda causarles placer, ser con ellas delicados y atentos hasta el extremo que merece su sexo, velar constantemente por su bien y considerarse en todo y por todo como sus más obligados protectores.
6.25.- Las niñas han nacido para merecer el mayor cariño y respeto de sus hermanos, y estos han de comprender que todo lo que por ellas hagan será siempre menos de lo que se merecen.
6.26.- Los hermanos menores han de ser los preferidos en cuestión de afecciones, porque si los padres existen, al recordar que nosotros hemos recibido antes esas mismas afecciones debemos dárselas a los niños. Si los padres ya no existen, los hermanos mayores están obligados por su cariño hacia los padres a atender debidamente a los menores, y aliviar en lo posible la desgracia que les ha caído en el mundo con la orfandad.
CAPITULO 7
DEBERES SOCIALES
7. 1.- Definición.- (Del latín socialis.).- Perteneciente o relativo a la sociedad. Los deberes sociales están determinados por completo entre los deberes que los padres tienen hacia los hijos y viceversa, puesto que tienden a preparar a los jóvenes para que puedan vivir para ellos y para los demás en la gran familia que llamamos sociedad.
7. 2.- La familia, por las muchas necesidades que tenemos en la vida civilizada, no podría ser suficiente para su sostenimiento por muy grande que fuera el número de sus integrantes, y nunca podría alcanzar la felicidad a que aspira la sociedad aún cumpliendo con sus necesidades.
7. 3.- Las necesidades de la sociedad humana son tan extensas, que para poderlas llenar se requiere la cooperación de todos sus integrantes. La sociedad únicamente puede concebirse de un solo modo, y es el de que todos los individuos que en ella viven, al mismo tiempo que aspiran a su bien personal o particular, ayuden y trabajen para el bien general de todos los asociados.
7. 4.- No es posible que todos los individuos que componen la sociedad humana puedan cumplir con sus deberes, si entre ellos no se apoyan mútuamente y de la manera más eficaz.
7. 5.- Para que todo hombre pueda merecer el nombre de buen ciudadano, no basta que él ejerza todos los deberes que las leyes sociales le imponen, sino que cuando vea al amigo, vecino o a los conocidos que por razones o causas diversas no puedan cumplir con sus deberes, en ese caso el buen ciudadano deberá ayudarles para que lo hagan tal y como es de desear.
7. 6.- En la familia, los hermanos tienen que ayudarse necesariamente los unos a los otros para el bien de todos, y como la sociedad no es ni más ni menos que una familia, debemos considerar a nuestros conciudadanos como hermanos, y por lo tanto apoyarlos en todo cuanto esté a nuestro alcance.
7. 7.- ¿De casualidad, no molesta el ver en nuestro mismo pueblo, quizás cerca de nuestra casa, a alguno de esos infortunados seres que solo piensan en su propio bien? ¿No lo veis como una planta que de nada sirve entre nosotros?
7. 8.- El hombre que guiado por sentimientos innobles de egoísmo olvida los deberes que tiene para con sus asociados, recibe por sí mismo el castigo: puesto que si bien no es justo que nadie le haga daño, por el propio bien de todo el mundo se retira de él, hasta el extremo de negarle el honroso nombre de buen conciudadano.
7. 9.- No tenemos la menor duda que si el primer deber que nos impone la naturaleza es la conservación de nuestro propio ser, deber que por instinto lo notamos hasta en los seres más inferiores de la escala zoológica, es menester que lo aceptemos en todos los hombres, ya vivan en la sociedad en que nosotros vivimos o fuera de ella.
7.10.- Si consideramos de la mayor importancia el deber de conservar la existencia, es justo respetarlo en los otros, y por lo tanto, el mayor mal social es el de privar de la vida a un ser humano, o el homicidio.
Homicidio
7.11.- Definición.- (Del latín homicidium.).- Muerte causada a una persona por otra. Por lo común, la ejecutada ilegitímamente y con violencia. El homicidio puede ser de tres maneras: homicidio voluntario, homicidio involuntario, y lo que no es fácil de juzgar, homicidio justificado.
7.12.- Cuando un hombre en el pleno goce de sus facultades que conoce y midiendo la enormidad del crimen que va a cometer, priva a una persona de su existencia, los sentimientos nobles hacen que compadezcamos al individuo que ha cometido el crimen; pero es imposible dejar que el hecho quede impune por la falta de castigo al criminal.
7.13.- El asesinato ha sido condenado por todas la s leyes sociales, desde la antigüedad más remota y encontramos en los Diez Mandamientos el NO MATARÁS. Y es obvio, porque la muerte se opone en todo a la vida misma, siendo ésta la base fundamental de la sociedad y el mundo.
7.14.- El hombre que priva de la vida a un individuo, tiene que recibir el castigo, porque la sociedad no puede consentir que se le prive de uno de sus miembros. Sino que también es por su propio bien, para evitar que su conciencia se recargue mas con hechos del mismo genero.
7.15.- Algunas veces, por un cúmulo de circunstancias anormales, viene a cometerse un homicidio sin haber sido la intención y en plena ignorancia de él que lo comete, lo anterior constituye lo que se llama: homicidio involuntario.
7.16.- Vemos con frecuencia que por falta de educación, o por las malas inclinaciones, un hombre ataca a otro amenazándolo con quitarle la existencia y como las leyes humanas en este caso son reflejo de las divinas, nos obligan a defendernos contra todo aquél que quiera arrebatarnos la vida. El amenazado, no solamente tiene el derecho de defenderse, sino también de privar de la vida a su adversario siempre que se vea en peligro de muerte.
7.17.- Sin embargo, antes de que el hombre pueda privar de la vida a otro para conservar la suya, y que este hecho pueda ser justificado por la sociedad, tienen que concurrir varias circunstancias que presenten el mal como inevitable.
7.18.- En primer lugar, el amenazado debe poner todos los medios a su alcance para inutilizar al criminal que le ataca causándole el menor daño posible.
7.19.- En segundo lugar, es preferible huir para evitar el privar de la existencia a otro ser humano.
7.20.- Por último, cuando el hombre ve que una conversación empieza a tener un carácter serio que pueda acabar en una disputa, y entonces verse obligado a defender su propia vida; si en el momento que lo pueda pensar no se retira y pone fin a la contienda hasta entonces leve, el homicidio ya no podrá considerarse como en defensa propia. Si aún perdiendo algo de nuestros derechos, podemos evitar pasar por lugares en donde sabemos que nuestra vida pueda peligrar, si por ser valientes no lo evadimos y resulta que por defensa propia tenemos que matar a un hombre, entonces habremos cometido un homicidio voluntario, porque pudimos evitarlo y no quisimos.
7.21.- Los hombres, para vivir en sociedad necesitan conocer sus deberes, y el conocimiento de sus deberes implica naturalmente el goce de otros tantos derechos.
7.22.- Si todos los hombres fueran justos y educados, e hicieran todo lo posible para gozar de esos derechos por la ejecución de sus propios deberes, las leyes serían inútiles; pero como no ocurre así, ha sido menester que los buenos ciudadanos, los hombres que quieran cumplir con sus deberes, hayan hecho prescripciones para arreglar la conducta de aquellos que, admitiendo sus propios derechos, no se creen en la necesidad de respetarlos en los demás individuos con quienes viven.
7.23.- Estas prescripciones escritas llamadas leyes, no son ni más ni menos que reglas, por las cuales se trata de asegurar el goce de los derechos de cada individuo, con el castigo apropiado para los que faltan a ellas. La acción de dichas leyes, es decir, la penalidad que imponen al que las infringe, debe o tiene que limitarse a garantizar la seguridad de los derechos de todos los asociados, y ante ellas todos son o deben ser iguales.
7.24.- En la mayor parte de las sociedades modernas, hay leyes que prescriben la pena capital por algunos delitos, siendo el primero el de homicidio voluntario. Si la sociedad considera como el más enorme de los crímenes privar a un ser humano de la existencia, esa sociedad no puede concederse a sí misma el derecho de quitar la vida a nadie, sin cometer aquél mismo crimen.
7.25.- Sin embargo, la pena capital existe como hemos dicho y su ejecución no puede considerarse como un crimen social, porque dijimos que la acción de las leyes debe limitarse a garantizar los derechos del hombre. En nuestras sociedades modernas, la prisión perpetua puede en muchos casos garantizar la vida de sus miembros contra las asechanzas de algunos asesinos. Pero no en su totalidad.
7.26.- Así pues, en las condiciones actuales, nos vemos obligados a admitir que la sociedad, no teniendo medio de asegurar la existencia de sus miembros honrados, solo condenando a muerte a ciertos criminales, por las circunstancias, está perfectamente justificada.
7.27.- A medida que las sociedades avanzan en el camino de la civilización, los sentimientos se elevan con la dulzura de las costumbres, naturalmente disminuye la dureza de las leyes para castigar los crímenes. Vemos con horror los castigos que se imponían hace dos siglos, porque ahora los juzgamos innecesarios e inhumanos, lo mismo ocurrirá a su debido tiempo con la pena capital, que ya nos va pareciendo como reliquia de viejos tiempos.
CAPITULO 8
VIRTUDES Y PASIONES
8. 1.- Definición.- (Del latín virtus.).- Actividad o fuerza de las cosas para producir o causar sus efectos. (Del latín passio.).- Acción de padecer.
“No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”; y “Respeta en cada uno sus derechos”; estas frases nos dan una idea muy elevada del significado de la palabra justicia; pero si tomamos la primera al pie de la letra, no tardamos en encontrarla deficiente.
8. 2.- De dos individuos, uno con una educación refinada y el otro descuidado y que no preocupa de los demás, observamos que el despreocupado no se ofende si se le hace daño por cosas que habrían de molestar, y aún causar gran pena, al hombre bien educado y sensible.
8. 3.- Muchas veces vemos en la calle algunos amigos, por lo general vestidos con ropa que no merecen, y al hacerse mutuas palabras de sincera amistad, usan palabras y frases que cualquier hombre de honor no las permitiría, y aún expondría su vida para que nadie se atreviera dirigírselas.
8. 4.- Cuando estos individuos usan ese lenguaje entre ellos, aún faltando a la decencia, están dentro de la regla de oro; pero muy lejos de ella con respecto de los demás. Así pues, si queremos obrar con justicia, debemos guiarnos por el precepto de: “Respeta en cada cual los derechos que sean suyos.”
8. 5.- La virtud más grande y sublime, aquella que más puede aproximar al hombre a su Creador, es la CARIDAD, la cual junto con la JUSTICIA reúnen en sí todos los deberes del hombre.
Caridad
8. 6.- Definición.- (Del latín caritas.).- Una de las tres virtudes teologales, que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. La caridad, sin embargo, es superior a la justicia, porque nos dice que en cualquier caso y circunstancia, no tan solo debemos hacer cuanto bien nos exijan nuestros deberes, sino cuanto bien sea posible que llevemos a cabo, por amigos o por enemigos.
8. 7.- La caridad no consiste en dar a manos llenas, ni tampoco prodigar dádivas a quien no se lo merece; sino dar a tiempo y con buen efecto; pues de no ser así, en vez de hacer un bien llevamos a cabo un mal, lo que es absurdo ante la razón.
8. 8.- Es un acto de caridad socorrer al necesitado, siempre que éste, ya por causas ajenas o propias, requiera nuestro apoyo y procure con su trabajo poner pronto remedio al mal.
8. 9.- Por otro lado, si damos de comer y vestimos al hombre perezoso, al hombre que no pretende ni quiere trabajar, al hombre que por su conducta es un mal social, en ese caso en vez de llevar a cabo un acto de virtud, cometemos una acción reprobada de la sociedad, porque apoyamos a aquél hombre en su propósito de no hacer bien.
8.10.- La caridad no consiste solamente en dar al necesitado para que se alimente y se vista; sino que la verdadera caridad es, procurar ocupación honrada al hombre, para que no necesite explotar los sentimientos humanitarios de los demás individuos en sostener su existencia.
8.11.- Un gran acto de caridad es, enseñar cosas útiles al que las ignora; un ejemplo de ello es la vida del gran Pestalozzi, el maestro sabio y virtuoso que sacrificó su bienestar en la vida por el bien futuro de la sociedad.
8.12.- Hay que pensar con justicia, hablar como se piensa y no andar con rodeos, se decía antiguamente. Este modo de actuar se llama sinceridad; el actuar así es propio del hombre honesto y de bien.
Justicia
8.13.- Definición.- ( Del latín iustitia.).- Virtud que inclina a dar a cada uno lo quele pertenece. Muchas veces, por las fórmulas sociales olvidamos la sinceridad, y nos vamos con gran frecuencia al otro extremo nos volvemos descaradamente vulgares y cínicos alegando que las formulas sociales son hipocrecía, con eso causamos gran daño.
8.14.- Vamos a ejemplificar lo anterior con algo muy simple: Hay un hombre necesitado y que tiene familia, va a pedir trabajo en una oficina, taller o fábrica por una pena injustificada, el solicitado le dice a aquél hombre que vuelva, que va a proporcionarle el trabajo cuando en realidad ni piensa ni pensará en ello. El solicitante vuelve día tras día hasta que llega el momento de fatigarse y no vuelve más. Pero entre tanto han sufrido él y su familia, creyendo en una promesa imprudente, ha perdido la ocasión de encontrar trabajo en otra parte, y al final su posición es peor que al principio, cuando le prometieron el trabajo.
8.15.- La sinceridad es considerada como una de las virtudes que más ennoblecen al individuo; y en consecuencia la falta de ella es por lo contrario lo que más envilece al hombre.
8.16.- Con la práctica más extensa de las virtudes, el hombre se aproxima más a la perfección, y parece que el que las adopta como guía de sus acciones, está rodeado de una aureola sobrenatural, haciéndose admirar y querer hasta de aquellos a quienes tenemos por malos y aún por los enemigos.
8.17.- La virtud de fundar la felicidad propia en el bien que podemos hacer a nuestros semejantes, sin contar con los sacrificios que se hacen necesarios para practicarla, es la abnegación; don divino que inmortaliza a aquellos seres que basan su tranquilidad y bienestar en el bien que a otros proporcionan.
8.18.- Según las virtudes estas elevan al hombre hasta lo sobrenatural, las pasiones y los vicios le envilecen, hasta el extremo de hacerse considerar como un ser fuera de lo que podemos admitir dentro de la sociedad humana.
8.19.- Si tomamos primeramente la mentira, no tardamos en convencernos del envilecimiento del ser embustero. Se pierde el respeto a sí mismo, se pierde el respeto a los demás y cuando es plenamente identificado todo el mundo le vuelve la espalda. Muchos hay que mienten por costumbre y su degradación llega hasta el extremo de engañarse a sí mismos.
Esto es la peor situación porque sufren ellos mismos y hacen sufrir a los que le rodean, redundando además en un daño social local.
Otros mienten por hacer daño alguno, y su bajeza ya no tiene calificativo ¡tan grande y profunda es! Y también los hay que mienten por hacerse bien a ellos mismos o a otros, y aunque en principio logren su deseo, siempre reciben más mal que bien. La mentira es el más grande mal de nuestras sociedades actuales.
8.20.- De las tres pasiones, la envidia, la soberbia y el orgullo.
8.20. 1.- La primera y peor, presenta al envidioso como el ser más degradado de todos, porque sino lo fuera, no tendría envidia; y al tenerla es porque él se considera inferior a los demás. El desgraciado envidioso, aunque tenga con que vivir, nunca puede llegar a ser feliz.
8.20. 2- El soberbio pronto ve su mal como resultado de su pasión; todo el mundo se aparta de él por temor y enseguida se ve sin amigos y despreciado.
8.20. 3.- El orgulloso sirve de objeto de risa a los que con él tratan, en su obcecación, al creerse superior a los demás, no observa que hace el papel de los payasos en el circo y aún inferior, porque aquellos hacen reír con gracias y el orgulloso causa hilaridad con sus desgracias.
CAPITULO 9
POSESION DE BIENES
9.1.- Cuando vemos a uno de estos seres infortunados, que carecen de todos o casi todos los bienes que nos da la naturaleza, solemos decir: “¡Pobre, no tiene nada!” Y está frase, basta para que aquellos que nos escuchan tengan compasión por la persona a la cual hacemos referencia.
9. 2.- Es muy cierto que debemos considerar como desgraciado al que nada tiene, porque en un tiempo no muy remoto, cuando todavía existía la institución inhumana de la esclavitud, solo los esclavos, cuya vida y trabajo dedicaban al bienestar de sus amos, eran los únicos seres que nada poseían.
9. 3.- La única diferencia entre el hombre libre y el esclavo es, que el primero trabaja y puede gozar del producto de su trabajo; y si no gasta todo ese producto, puede a su buen grado acumular y hacerse dueño de propiedades. El esclavo trabaja para su amo y éste goza del producto de su labor sin darle derecho a poseer nada.
9. 4.- Como en nuestras sociedades ya todos los seres humanos son libres y de estos el derecho de poseer propiedad, esa propiedad la debemos respetar puesto que con ella, el hombre puede ser feliz; sin la posesión de algo, tiene que ser desgraciado.
9. 5.- El acto de privar a una persona de las cosas que le pertenecen, constituye un crimen que se llama robo el cual después del asesinato, ha sido y debe ser castigado siempre con rigor.
9. 6.- Al ladrón se le castiga por el valor de la cantidad robada y por las circunstancias en que se llevó a cabo el robo; pero haciendo la debida abstracción de lo uno y de lo otro, el que se apodera de una cosa por pequeña que sea, perteneciendo a otro, merece ser considerado como ladrón y ser severamente castigado.
9. 7.- Para formarnos una idea de lo horrible que es el crimen de robo, sólo tenemos que pensar los grandes daños que habrían de causarnos a nosotros, si nos robaran cuanto poseemos en nuestras casas; y así nos enseñaremos a no robar a otro.
9. 8.- Cuando por cualquier incidente destruyamos la propiedad ajena, si tenemos alguna idea de lo que es la dignidad y la honradez, debemos indemnizarla; y en esto, como en las verdaderas prescripciones morales, no hay más que dos caminos: el de ser honrado ante Dios y los hombres o ser deshonrado.
9. 9.- Muchas veces una persona pierde una cosa y otro se la encuentra. En este caso, como que el hombre honrado no puede poseer nada sino por compra, cambio, cesión o herencia, como que la cosa encontrada no llegó a sus manos por la voluntad del dueño, ni por los otros medios que acabamos de indicar; el que ha hecho el hallazgo, si lo conserva tendrá en su poder una cosa que él ha robado desde el momento que no procure encontrar al legítimo dueño para devolvérsela.
9.10.- Cuando dos o más personas hacen de palabra o por escrito un pacto, por el cual una da a otra tales y cuales derechos sobre una propiedad, o sobre otra cosa cualquiera, en cambio de otros derechos que recibe, se conoce con el nombre de contrato.
9.11.- Como los contratos implican siempre que los contratantes tienen honradez y dignidad suficientes para llevarlos a cabo, tal y como están estipulados, sí faltamos a lo pactado y con ello hacemos un daño, el hecho pesará gravemente sobre nuestra honradez.
9.12.- Si validos de nuestra instrucción o talento, influenciamos a otro a que haga con nosotros un contrato por el cual se perjudica en su propiedad, la acción recaerá sobre nuestra conciencia con todo el rigor de una mala acción; y aunque los demás nada nos digan, el remordimiento habrá de castigarnos.
9.13.- El médico, el abogado, el ingeniero, y en general todos aquellos que por sus conocimientos, se encuentran en el caso de que otras personas les hagan cargo de su salud, su fortuna o sus trabajos, tienen la responsabilidad moral de cumplir estrictamente con su deber. De no hacerlo así, si por negligencia, ignorancia, o mala intención, hacen que la persona muera o que pierda su propiedad o una parte de ella, si la responsabilidad material no puede ser fijada ante los tribunales de justicia, la responsabilidad moral les hará sufrir, y el mundo silenciosamente los señalará. El hombre tiene deberes profesionales cuyo cumplimiento no puede rechazar.
CAPITULO 10
DEBERES PARA CON LA PATRIA
10. 1.- Definición.- (Del latín patria). Nación propia, nuestra, con la suma de cosas materiales e inmateriales, pasadas, presentes, y futuras que cautivan la amorosa adhesión de los patriotas. La familia se compone de los padres, y los hijos; en segundo lugar, los parientes. Las poblaciones están formadas por un número mayor o menor de familias y finalmente, numerosas poblaciones grandes y chicas, componen lo que llamamos nación.
10. 2.- Las naciones, por lo común, se forman de una sola raza, o de varias razas consolidadas por las costumbres y la lengua. Unidas por los lazos de la amistad. Además, por lo general se hallan geográficamente separadas de otras por los mares, ríos y montañas, aunque la hay que su separación es puramente convencional y arreglada entre los gobiernos de los estados o naciones fronterizas. Inglaterra se halla rodeada de mar; México está separado de los Estados Unidos por el río Bravo, en una parte, en la otra lo está por una línea convencional, lo mismo que las Repúblicas de Centro y Sudamericanas entre ellas.
10. 3.- Las leyes fundamentales de un país, o las que implícitamente rigen la organización social, instituciones y costumbres, forman lo que llamamos constitución o ley orgánica nacional.
10. 4.- En la constitución se hallan prescritos los derechos y deberes de todos los asociados, y la manera de formar el gobierno.
10. 5.- Muchos países se gobiernan por monarcas, pero tienen también su constitución orgánica, la cual es respetada por el mismo Rey, que se da el nombre de Constitucional, como la Reina de Inglaterra y el Rey de España.
10. 6.- En el Continente Américano, todas las naciones tienen gobierno republicano, que puede ser unitario o federal. El unitario es cuando no existe más que un solo gobierno para todo el país, la federal, es cuando la nación se divide en provincias, departamentos, o estados, y cada uno tiene su constitución y gobierno particular e independiente de los demás; pero de acuerdo con la Constitución Federal en lo que corresponde a los intereses comunes de la nación.
10. 7.- Los gobiernos se constituyen por los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
10. 8.- El poder ejecutivo tiene a su cargo el desarrollo material e intelectual de los países, la armonía entre las personas e intereses de los gobernados, el progreso industrial y comercial, la paz y bienestar de todos, las relaciones amistosas con otros países, y la defensa del territorio y el honor nacional.
10. 9.- Los representantes elegidos en un país, reunidos forman el poder legislativo, porque discuten todas las medidas convenientes; y cuando adoptan la marcha que ha de llevar un asunto nacional, la decretan o promulgan y se llama ley. El verdadero legislador adoptará siempre medidas beneficiosas para la mayor parte, procurando hacer el menor daño posible a los intereses de los que componen minoría.
10.10.- Como las leyes se hacen porque son necesarias, también lo es que haya quien les haga respetar y castigue al que falta a ellas. Los hombres todos son iguales ante la ley y se ven obligados a respetarla, así como se hacen igualmente responsables si faltan a ella.
10.11.- El primer deber de todo hombre, sea o no ciudadano del país en que habita, es el de respetar las leyes; aún cuando éstas no sean tan buenas como fuera de desearse; porque faltando a ellas, se procuran males mayores.
10.12.- En las naciones, las disposiciones tomadas por los legisladores, algunas veces suelen traer grandes daños a los gobernados; pero en esos casos, nunca son justificados los tumultos ni levantamientos a mano armada, los cuales causan el derramamiento de sangre y la destrucción de las propiedades. Cuando es así, el remedio más eficaz es la unión de todos los ciudadanos, que, apoyados en su protesta por la razón y el número, lograrán el cumplimiento de sus deseos.
10.13.- Si los ciudadanos tienen que respetar las leyes, para evitar que los malos las lleguen a faltar, en juicio de todos, es obligación de cada uno defenderlas; primero: con el apoyo moral y si el caso lo requiere con la fuerza.
10.14.- Las revoluciones y disturbios a mano armada, son por lo común el fruto de imaginaciones exaltadas, guiadas más por el egoísmo, la ambición personal y el afán de exhibición, que por el bien del pueblo. Los horrores que traen consigo las luchas intestinas, son tantos, que en nuestra época, tales cosas están por completo reprobadas por todos aquellos que tienen una idea honrada de la ciudadanía; y mucho más, si gozan de alguna ilustración. Los que fomentan revoluciones suelen ser personas de gran instrucción; pero dotados de muy pobres sentimientos, pues pretenden elevarse a costa de la sangre y ruina de sus conciudadanos, y rara vez exponen sus personas o sus intereses y si lo hacen, es por mero cálculo de conveniencia. Lo anterior lo ha demostrado la historia.
10.15.- Por desgracia, en los países donde las instituciones no son lo que deberían ser; en aquellos donde suelen repetirse los disturbios intestinos, ocurren con frecuencia crímenes horribles, ya consistan en el vil asesinato de los gobernantes, ya en que estos hagan que desaparezca algún ciudadano o ciudadanos que les estorban; en ambos casos constituye lo que se designa con el nombre de asesinato político. No puede nunca aspirarse a conseguir el bien, recurriendo al asesinato. Tan envilecido es aquél que lo piense, el que lo acepte, el que lo ordene o el que lo lleve a cabo, que deben despreciarse todos ellos sus bienes y lo bienes consecuencia de esa vida para no mancharse, ni con su amistad, ni con sus favores.
10.16.- Los hombres que ocupan una posición pública, desde el simple empleado hasta el presidente de una nación, pasando por los lideres generalmente oportunistas son servidores del pueblo; los cuales en cambio de los honores, bienes y derechos que les conceden, se les exige responsabilidades y obligaciones que no tienen excusa de descuidar, y mucho menos de abandonar.
10.17.- El ciudadano, tiene sus derechos que todo empleado público, cualquiera que sea su posición, habrá de respetar; y por esos derechos se obliga a la defensa de las instituciones, y de los altos funcionarios que las representan.
10.18.- El buen ciudadano, deberá estudiar las bases fundamentales de las instituciones de su país, para que al mismo tiempo que aprende cuáles son sus derechos, se familiarice con sus deberes, y sepa siempre cumplir con ellos honrada y noblemente; del cumplimiento de lo anterior depende la felicidad de los pueblos.
10.19.- El hombre que por sus talentos, méritos y virtudes llega a ocupar una elevada posición entre sus conciudadanos, tal como la de magistrado, miembro o presidente de un cuerpo legislador, juez o presidente, debe ser altamente respetado; tanto en el cumplimiento de su deber, como fuera de él. Si no respetamos a la persona que representa la ley, nunca podremos respetar la ley misma.
10.20.- Si un alto funcionario es atacado y más especialmente un gobernador o un presidente, todo ciudadano honrado habrá de defenderle, aún exponiendo su existencia; y este deber nos lo imponen.
10.20. 1.- Primero, el que como hombres tenemos de evitar que se cause daño a uno de nuestros semejantes.
10.20. 2.- Segundo, el que nos impone la patria; la paz y la felicidad de la cual están en gran peligro, cuando inesperadamente y a mano armada, se pierde al primer magistrado.
10.21.- Cuando el primer magistrado de una nación muere asesinado, generalmente ocurren graves disturbios que, traen por consecuencia la pérdida de vidas y propiedades de muchos ciudadanos honrados; razón por la cual, la defensa personal que debemos dispensar a los primeros magistrados, es ineludible.
10.22.- El alto funcionario que en el cumplimiento de su deber se encuentra coartado por la amenaza, deberá arrostrar hasta la pérdida de su vida, antes que ceder o acobardarse; lo anterior es el valor cívico. De ese modo cumplirá con su deber, con el que lo honraron sus ciudadanos.
10.23.- Vemos, que las leyes de todos los países, acuerdan los derechos de ciudadanos a todo hombre, cuando llega a los 18 años, edad en que se le considera hábil para crear y sostener una familia Cuando un país por diversas circunstancias tanto económicas, militares, comerciales o cualquier otra circunstancia , se encuentra bajo el poder de otro, llega el momento en considerar las condiciones de hacer respetar la soberanía de su pais luchar por hacer la voluntad de su pueblo y no la voluntad del país que ejerce su fuerza, y hacer la felicidad de sus ciudadanos. Debe también emanciparse y obtener su independencia.
10.24.- Todos los países nos presentan héroes que han sacrificado su vida por su independencia, y Suiza, la República modelo, nos recuerda a Guillermo Tell; Leónidas, inmortalizó a la antigua Grecia; España, la cuna de nuestra lengua y nuestra historia, cuenta con numerosos héroes. Francia nos recuerda que cuando todo estaba casi perdido, surgió Juana de Arco. En México, son venerados los nombres de Morelos e Hidalgo.
10.25.- Si por cualquier circunstancia la patria se ve amenazada, ya sea en su honor, o en su integridad territorial, cualquiera que sea el enemigo, todo ciudadano honrado y noble correrá en defensa de ella, debiendo sacrificar en caso necesario, sus bienes y hasta su propia persona.
10.26.- No obstante a pesar de los avances, no se ha hallado aún el modo de dar fin al terrible azote de la guerra, ni a sus horrores; como no está al alcance de los ciudadanos el poder evadirla, el hombre en tiempos de paz deberá respetar las propiedades de su enemigo.
10.26. 1.- En caso de guerra y al triunfar, la victoria nunca quedará empañada si se respeta y se atiende con humanidad al vencido, cualquiera que haya sido la conducta previa de éste.
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CAPITULO 11
DEBERES PARA CON DIOS
11. 1.- Definición.- (Del latín Deus.).- Nombre sagrado del Supremo Ser, Creador del universo, que lo conserva y rige por su providencia. Cuanto más estudiamos y observamos la naturaleza, más y más nos admira el gran orden y exquisito concierto con que todo está arreglado en ella. Y si tenemos ocasión de penetrar al conocimiento de la ciencia, nos sorprende que las cosas más pequeñas que observamos, sean efectos de causas inmutables.
11. 2.- Esas causas, es decir las más inmediatas y pocas que en nuestra limitada inteligencia nos es dado averiguar, hacen ver la gran armonía que entre ellas existe, armonía que tiene que ser efecto de una sola Gran Causa.
11. 3.- Los años y las estaciones se suceden con regularidad matemática; el sol, la luna, la tierra y todos los astros se mueven; el mar cada seis horas aproximadamente, ya hincha o eleva su seno en el flujo, ya lo contrae como replegándose en ocultos abismos en el reflujo; el hombre, los animales y las plantas nacen, crecen y mueren constantemente, y el Universo sigue sin interrupción su marcha regular por siglos, por edades y por períodos geológicos.
11. 4.- En vista de tan inmenso espectáculo, del cual sabemos sólo que los astros se mueven; que las mareas ocurren por ese movimiento; que los hombres, las plantas y los animales, nacen porque reciben su existencia de otros seres como ellos, y que mueren cuando ya no pueden sostener su vida. ¿No lo vuelve todo una sola idea; no concebimos en todo ello la existencia de una Causa?
11. 5.- Esa Causa Universal que todo lo encierra en Sí misma, unos lo llaman – como Cicerón, cuando dijo: - “¡Causa de las Causas, sálvame!” y la mayor parte la llamamos Dios.
11. 6.- Dios, por lo que vemos, tiene atributos infinitos; tiene que ser sabio, porque de no serlo, no podría regir el Universo de los mundos con la más normal regularidad; tiene que ser generoso en lo infinito, porque ha dotado al hombre de facultades a semejanza de las suyas; tiene que ser la bondad suprema, porque ha podido infundir el amor sublime en el ser humano; su poder no puede tener límites, porque todo está bajo Él; y finalmente, tiene que ser la perfección misma, porque creó en nosotros el deseo de alcanzarla.
11. 7.- Si Dios lo puede todo, y todo cuanto tenemos hasta la existencia dimana de Él, claro está que recibiendo tanto, tenemos que corresponder con algo, o sea con los deberes, y estos son: amor, obediencia y respeto sublimes.
11. 8.- Todos nuestros deberes en la tierra: los individuales, los deberes para con la familia, los sociales, y los que tenemos para con la patria y para con los animales y las plantas, son todos deberes para con Dios, porque como Él es el todo, al cumplir con nuestros deberes por cada uno, habremos logrado hacerlo con Él; y entonces, la satisfacción sublime que sentimos de hacer bien por el amor infinito que nos inspira, se convierte en adoración.
11. 9.- Cuando los hombres reconocen la existencia de un dios, y que con determinadas prácticas le rinden amor, obediencia, respeto y adoración, en la forma que él se les ha inspirado, haciendo partícipes de su agradecimiento a todos los seres de la naturaleza: el hombre, los animales y las plantas, decimos que son religiosos o que tienen religión. La religión, nos hace ver al causa de nuestros deberes, y la influencia de estos basados en el carácter de Dios.
Culto
11.10.- Definición.- (Del latín Cultus.).- Reverente y amoroso homenaje que el hombre tributa a Dios o a los bienaventurados. Cuando de algún modo hacemos manifestación de nuestra adoración, amor y respeto por el Ser Supremo, entonces decimos que ejercemos un culto. Este puede ser privado, si tiene efecto cuando absortos en la soledad, nuestra alma, con amor sublime, parece llegar hasta ver y adorar a su Creador; y culto público, es, cuando esas manifestaciones se hacen públicamente en los templos, o en otros lugares a propósito.
11.11.- Actualmente como todos los hombres tienen su manera de pensar, y por tanto, muchas maneras de adorar a Dios, en el mundo existen numerosas religiones.
11.12.- Dios ha dado al hombre todas las facultades a semejanza de Él, y también lo hizo libre, por lo cual, cada uno de por sí, sin dejar de merecer el apelativo de hermano, puede ejercer una religión diferente a la nuestra. Cuando una persona que tiene diferente religión, se acercará a nosotros, entonces, en vez de mostrarnos intolerantes y huir de su lado, por lo contrario, nuestro deber será atraerla, para hacerle ver prácticamente la sana influencia que nuestra religión infunde en el carácter del hombre; y tarde o temprano llegará el momento en que piense como nosotros. Los miles de héroes que en nuestra religión han merecido el nombre de mártires, por su mansedumbre fueron y siguen siendo la causa de que se conviertan millares de incrédulos que, con la intolerancia jamás habrían dejado su obcecación.
11.13.- El hombre puede enseñar y tratar de convertir a su religión a aquellos que no la tienen; pero nunca debemos alimentar el menor deseo de mal, ni aún de indiferencia, hacia aquellos que no tengan nuestras creencias religiosas. Por lo contrario, la persona verdaderamente religiosa tratará de no causar pesar y hará cuanto bien pueda a sus semejantes.
11.14.- Con alguna frecuencia vemos personas que pretenden imponer sus ideas religiosas sobre todo, hasta el extremo de hacerse enemigos mortales de los que no piensan como ellos, por lo que se les llama fanáticos. El fanatismo religioso es tan repugnante y perjudicial a la sociedad, como el fanatismo político, por lo general lo padecen las personas que profesan lo que no son, o bien seres desgraciados cuyas facultades mentales definitivamente no están bien equilibradas.
11.15.- A excepción de los sacerdotes, las personas prudentes se evitarán muchos disgustos y enemistades, si, en sus relaciones con sus conciudadanos, no dan lugar a conversaciones religiosas y aún evitan en lo posible las conversaciones políticas. Decimos a excepción de los sacerdotes, porque siendo de estos la misión de propagar sus ideas religiosas, ese es uno de sus altos deberes.
11.16.- Los hombres de todos los pueblos que han existido y existen, han creído y creen que la familia humana ha tenido un origen común, y nosotros, mientras no se demuestre lo contrario, es natural que lo creamos también. Si todos venimos de un origen común, nuestro parentesco será más o menos lejano; pero existe, y en hecho nos convierte en hermanos de la gran familia humana; y si queremos cumplir con nuestros deberes, para con Dios y para con los hombres, hemos de considerar a todos: blancos, negros, y amarillos, como hermanos, y como a tales dispensarles cuanto bien podamos en cualquier tiempo y lugar.
FIN.
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Bibliografía
Para las personas que deseen ampliar sus conocimientos, he aquí una lista de libros que les proporcionarán una información útil.
Autor Titulo Editorial
Biblia Eclesiástico Varias
Diversos Constitución Política de México Varias
Godoy Emma El misterio está en la rosa Jus
Que mis palabras te acompañen
Juan T. González Tu mayor enemigo Botas
Cuida tu dinero
(El maestro del obrero) ¿Quieres dinero?...
lee Tu eres un Emperador
S.E.P. Libros de Civismo e Historia que S.E.P. Edita gratuitamente, a partir del tercer año de primaria, hasta el tercer año desecundaria
Varios Vidas Ejemplares Buena Prensa